Esta aparente sencillez de repetición de elementos en la obra de Mónica encierra una compleja estrategia.
Como un ajedrez donde no hay jerarquías y sólo los peones juegan, esta colección alude al trabajo tenaz y bien planificado, donde cada pequeño elemento tiene su carácter y reviste su propia grandeza.
El encaje con sutiles disparidades y escogida policromía de estas piezas muestra el coraje de la artista y el empuje que la lleva a sacar de sí un universo poblado de pequeños y significativos instantes que conforman la vida.
La tenacidad, la toma de decisiones, la visión de conjunto, el saber anticiparse, el entrenar día a día distintas cualidades, el sopesar y analizar cada decisión es la forma con que la Mónica genera sus obras y también diseña su propia vida.
El juego y la dinámica de no rendirse y avanzar paso a paso señalan que caminar es lo que nos mantiene vivos.
Estas obras nos permiten calibrar los trocitos de tiempo sin perder de vista todo el trayecto. Hablan de lo breve del tiempo y de su duración a través de repeticiones ricas en variantes y ajenas a cualquier monotonía.
—Silvia Herrera